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Autoestima en mujeres y Fitness. Parte II.
Sobre todo cuando cualquier cosa nos parezca una montaña imposible de escalar es imprescindible aprender ya y para toda la vida a congratularse de los pequeños logros y triunfos del día a día. Felicitarte por haber llegado hasta el gimnasio, por haber madrugado o por haber comido de forma saludable durante todo un día. Si eres capaz de sentirte orgullosa de estos pequeños pasos cada vez te resultará menos sorprendente girar la vista atrás y ver un gran camino recorrido que te está llevando ya hacia esa cima que te pareció un día imposible de alcanzar.
En ese momento ya estarás enfocando tu camino, te sorprenderás deseando superarte en todos los ámbitos incluso recuperarás esa sensación que anhelaste, que creías que sólo los niños tenían, de poder hacer cualquier cosa que te propusieras. Yo ya estoy convencida de esto para siempre.
Hoy día, estoy en camino de conseguir la mejor versión de mí misma y no tengo prisa por llegar a ningún sitio, disfruto del proceso y la tranquilidad de saber que lo estoy haciendo bien. Puedo decir que me siento en la mejor forma física y mental de toda mi vida. Sin obviar ni menospreciar otros factores externos de gran valor que me han resultado favorables, soy capaz de reconocer ahora sin tapujos que estos resultados han sido y siguen siendo en gran medida, gracias a mi esfuerzo, mi constancia, mi fuerza de voluntad y sobretodo, tanto mi humildad como mi amor propio a partes iguales, todos ellos, factores que se dan en mi interior.
Yo creo que una mujer que puede hablar con realismo y naturalidad de sus logros y de sus valores, es una mujer a gusto consigo misma a la que no le hace falta recurrir a muletillas y frases hechas repletas de una modestia que parece obligada cuando se alaban de algún modo sus virtudes y sabe agradecerlo con sinceridad, del mismo modo que es capaz de asumir sin recelos cuando se descubren sus defectos.
Con esta aceptación de las propias virtudes vienen también la aceptación y el aprendizaje respecto a los errores, hasta el punto de ser capaz de encarar estos “defectos” o “puntos débiles” con humor e incluso con cariño ya que son los nuestros, son lo que nos humaniza ante la utópica perfección que a veces perseguimos las mujeres que a menudo queremos hacer todo bien y ser siempre perfectas. Si sómos capaces de llegar a este punto, habremos entendido que lejos de ser lastres, saber aprovechar estas ocasiones nos hará crecer y reconocer cuales sí son metas realistas.
Se trata, en suma, de mejorar tus relaciones ya que tu relación más estrecha y por esto, la más importante, la que tienes contigo misma, es sana y equilibrada. Una percepción positiva de una misma consiste en aceptarse y cuidarse así como cuidar de lo que nos pertenece. Así como yo lo entiendo, mejorar la relación contigo misma porque esto va a mejorar directamente tu relación con el mundo no tiene entonces ni una pizca de soberbia sino al contrario tiene más bien que ver con humildad y generosidad.
Los cambios que conseguí fueron tan beneficiosos para mí, que no puedo más que compartir como lo hice. Mi receta para que sucediera la magia que me parecía imposible fue salir de mi zona de confort y esto ha cambiado mi vida de forma tan positiva que es lo que desearía para todas las personas que estuvieran buscando de verdad hacer justicia con la suya propia.
Marga Pont