Cuando Pablo empezó su entrenamiento personal vi todos los defectos físicos que un chico de sus 29 primaveras puede tener. Un pectoral hundido, hombros hacia atrás, distensión abdominal acompañado de un buen flotador, brazos paupérrimos y una hiperlordosis lumbar galopante. Lo que yo llamo un BINGO total. 

Pablo es un tipo de cliente que sólo veo una vez por semana porque viene de otra ciudad a verme, es por eso que valoro tanto que haya acudido a mí para que lo ayudara. Y aún así su progresión ha sido escandalosa, sin poseer una genética favorable en absoluto y con un trabajo físico agotador. Ha sido capaz de convertir en rutina su paso por el gimnasio y hacer normal algo tan «anormal» como comer bien. 

Han sido 80 días solamente, un suspiro en la vida, pero que ya han hecho de Pablo, un orgulloso miembro de mis CAMBIOS RADICALES.

ENHORABUENA PABLO, AHORA A POR MÁS.