8 semanas puede ser mucho o poco tiempo, puede ser el inicio de unos o el final de comienzo de otros. Para Manuel ha sido el tiempo que ha pasado de ser un chico normal a ser uno entre mil (por ser modestos) con un cuerpo afilado a cuchillo y una musculatura proporcionada, estética y casi privilegiada. 

Aunque estos cambios radicales exprés pueden hacer perder la noción del tiempo necesario a invertir para ponerse en forma para el resto prefiero pensar que son la muestra de que cualquier persona puede abarcar cuántos deseos tenga en mente de cara a conseguir la mejor versión de sus cuerpos. No importa el objetivo, tan sólo la determinación de seguir el camino. Así lo ha hecho el caso de hoy, Manuel, que sin pasar hambre un sólo momento, entrenando 30 minutos cuatro veces por semana y pasándoselo en grande ha conseguido la mejor forma física de toda su vida. Un estado físico que hará que jamás pueda renunciar a él, se terminó el sedentarismo, la alimentación absurda y las napolitanas de chocolate sin ton ni son. Bienvenido Manuel, al rincón de mi orgullo: LOS CAMBIOS RADICALES. 

¡¡ENHORABUENA!!