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Nacho Granell, El Cambio Paciente.
Un día una chica entró en mi despacho preguntando por el entrenamiento personal, vino con más reticencias que nadie y no paraba de preguntar, tanto que acabamos la conversación en la calle mientras ya me iba. Tenía muchas dudas provocadas por anteriores malas experiencias con el mundo del fitness. Pero poco antes de irse empezó a hablar de su marido y de su problema con el «flotador». Se refería al hecho de quitárselo como algo IMPOSIBLE, digno de un milagro. Yo simplemente le dije: «Si viene aquí y hace lo que yo le diga se lo quitaré». Me miró como quien cree que le están vendiendo una moto sin ruedas, pero yo la miré como quien vende una moto de carreras nueva. Y de ahí a lo que estáis a punto de ver sólo hay el relato de ÉL, de su marido, de Nacho Granell.
Es su cambio, fue la preocupación de su mujer, y es que al fin y al cabo, este cambio también es de ella:
«El amor es convertir en tu necesidad la felicidad de tu pareja».
Así nos lo cuenta Nacho:
«Cuando conocí a mi mujer pesaba 75 kilos y tenía una buena forma física (claro, aún no trabajaba, casi no comía…) Con el tiempo pasé la barrera de los 90kg decidí poner cartas en el asunto. Probé un montón de cosas sin resultados hasta que Inma, mi mujer, hizo la última intentona. Fue a hablar con Joan y no vino muy convencida por lo que le había explicado de la dieta, pero el hecho de que estuviera a tres calles de casa a mí me bastó, ¿qué iba a perder?
Desde el primer día, Joan escuchó nuestras peticiones: me gusta comer esto, no quiero tomar suplementos, nos encanta salir los fines de semana al monte (miles y cosas duras) y, en mi caso, tengo una lesión de rodilla bastante pesada… Salí un poco pensativo por el hecho de que había mencionado unas doscientas veces lo del “plan alimenticio”, no es que me guste comer, es que me encanta el pan, los dulces… y creía que iba a pasar un hambre canina. Un par de días después nos llegó el plan y los entrenamientos. No os lo creeréis, pero cuando vi que podía comer bocata dos veces al día (si entrenaba) pensé que me estaba tomando el pelo.
Si soy sincero, lo que más me ha costado es acostumbrarme a comer por la mañana y a beber más líquido (ufff… qué esfuerzo, la dieta). Casi no he pasado hambre, y digo casi, porque hay tardes que noto un poco de ansia, hablas con Joan, te ajusta el plan y vuelta otra vez a estar bien. El cambio se notó desde las primeras semanas: bajé de talla enseguida, perdí volumen rápidamente y empecé a poner los músculos a tono. No noto el desgaste del ejercicio en el cuerpo (salvando las agujetas, que algún día que otro son tremendas), he ido perdiendo de 600 en 600 gramos casi cada semana. He pasado, sin pasar penurias, sin dolores, sin hambre, sin mal humor… lo que me preocupa ahora es tener que ir a comprar ropa nueva… la vieja, ya ni con cinturón.
¿Qué si lo recomiendo? No, porque tengo miedo de que Joan se queme con tantos clientes, pierda esa energía y ese transmitir ganas de esforzarse, la sonrisa de malo cuando te quejas (de la dieta, del peso de la máquina, las repeticiones) y esa forma tan encomiable de hacerte sentir bien cuando te esfuerzas. Sólo quiero compartirlo por escrito.»
2 Comments
INMA FUSTER
abril 4, 2013 a las 3:42 pm
Que poco me fiaba… Y que resabiadilla que era.. Ahora sé que no sé nada…. Gracias Joan por hacer de Nacho un hombre feliz y sin dolencias! Yo se que mi cambio no es radical en lo que se ve. Pero mi madre aun flipa cuando me ve comer. Tengo que admitir que pensaba que había superado mis problemas con la alimentación hacía tiempo. Pero tras conocerte puedo decir que tan solo los tapaba con excusas. Después de conocerte aseguro que realmente tengo superados mis problemas, que no tengo miedo de comer nada y que mi gran cambio ha sido mental.Gracias de corazón!
joan gallardo
abril 4, 2013 a las 6:52 pm
Caray Inma, no sabes cómo me llenan tus palabras. Y tu cambio físico también se nota, y mucho, más tono, más definición, una espalda que te CAGAS y mucha más fuerza. Pero de lo que debes congratularte es de querer tanto a Nacho como para haberle dado la oportunidad de recuperar su cuerpo. Un abrazo infinito a los dos. Sois la leche.