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Capítulo II. Me Gusto si les Gusta.
Conversación con el que, hasta el momento, parecía un chico muy feliz y a gusto con su nuevo estado físico hasta que…
—Hola Joan.
—¿Buenos días?
—¿Me lo preguntas?
—Lo dudo viéndote entrar por la puerta, sin mirarme a los ojos y con los hombros caídos. Y sí, sin tu sonrisa.
—Ay tío, estoy mal. La gente no para de decirme cosas, que si estoy muy delgado, que si estoy demasiado «cachas» o yo que sé…
—Bueno, seguro que el eufemismo de «la gente» se reduce en una o dos personas de las que sí que te duelen sus palabras. ¿Sí?
—Mi novia.
—Me lo imaginaba, pero no tanto como lo temía. Cuéntame qué pasa.
—Me dice que estoy obsesionado y que me estoy poniendo demasiado «cachas».
—Entrenas 4 horas a la semana, sé que es así, tienes un trabajo de 6 horas al día de lunes a viernes, no sales de marcha con los amigos, duermes 8 horas diarias y no tienes más hobbys fuera de casa.
—¿Qué quieres decir?
—Que tienes 78 horas semanales de tiempo libre, me parece una proporción un poco desigual al lado de las 4 que pasas entrenando como para llamarlo «obsesión». No creo que sea el problema.
—¿Entonces?
—¿Miedo?
—¿A qué?
—A algo nuevo. Tu estado físico y tu aumento de auto-estima.
—¿No me estoy poniendo demasiado fuerte? No sé si ceder un poco…
—Eso lo tienes que decir tú, ¿te gustas? Porque en el momento que me hablas sobre ceder cuando no estás haciendo nada malo empezaríamos a hablar de conductas que TE LIMITAN como persona y eso, ya es algo grave.
—¡Pues sí, ahora me gusto mucho! Nunca me había encontrado mejor conmigo mismo.
—Entonces ya tienes respuesta. No estás «demasiado» fuerte, estás a gusto contigo mismo con una cosa que no hace daño a nadie. No estás usando tu nuevo cuerpo para ir a coleccionar tías a las discotecas así que, yo lo tengo claro. Sigue haciendo lo que te haga feliz, los que te quieren de verdad no apagarán esa luz por estas cosas.
—Es que mi novia…
—Es normal tío, la simple posibilidad de perder algo que creemos nuestro nos aterra, pero ahí está el error, no podemos adueñarnos de nadie. Mira, cuando vuelvas a casa, cógela de la mano y dile: «Cariño, te quiero más que a nada y no quiero a nadie más a mi lado que no seas tú. Si estar más gordo provocara un aumento de mi amor hacia ti lo haría sin dudarlo, pero la realidad es que ahora que soy más feliz conmigo mismo me resulta mucho más sencillo amar más las cosas que ya quería.»
—¿Me lo apunto?
—No, sólo se sincero. Hazle entender que si no te quieres a ti mismo no puedes proyectar amor a los demás, así de fácil. Cuando hablamos de felicidad y amor no hay espacio para temores. El amor siempre sustituye al miedo.
—Gracias Joan.
—No, gracias a ti.
2 Comments
INMA FUSTER
noviembre 7, 2013 a las 12:16 pm
Hola:
Leyendo esto yo le diría a este chico, además de lo que le has dicho,si le ha planteado a la novia el que vaya a entrenar con el… Las cosas se entienden mucho mejor cuando se comparten. Puede que de esta manera la chica entienda lo que hace su pareja y hasta le guste el sentirse igual de bien que su novio.
Me sabe mal ser tan sincera. Pero creo que es un caso de envia. No he visto en el gimnasio a nadie que se pase de «cachas» más bien veo cuerpos atléticos, sanos y bien proporcionados. Y a gente muy feliz sin pasar calvarios, megaesfuerzos ni obsesiones. De hecho te caracterizas por no dejar que nos obsesionemos. Chica dejar apuntaté al reto Gallardo y veras como tu vida canvia para bien.
Espero no haber ofendido a nadie con mi sinceridad.
INMA FUSTER
noviembre 7, 2013 a las 12:19 pm
Hola:
Leyendo esto yo le diría a este chico, además de lo que le has dicho,si le ha planteado a la novia el que vaya a entrenar con el… Las cosas se entienden mucho mejor cuando se comparten. Puede que de esta manera la chica entienda lo que hace su pareja y hasta le guste el sentirse igual de bien que su novio.
Me sabe mal ser tan sincera. Pero creo que es un caso de envidia. No he visto en el gimnasio a nadie que se pase de «cachas» más bien veo cuerpos atléticos, sanos y bien proporcionados. Y a gente muy feliz sin pasar calvarios, megaesfuerzos ni obsesiones. De hecho te caracterizas por no dejar que nos obsesionemos. Chica apuntaté al reto Gallardo y verás como tu vida canvia para bien.
Espero no haber ofendido a nadie con mi sinceridad.