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Conversaciones Con Mi Entrenador. Prólogo.
Tengo un tesoro que no puede comprarse ni venderse: la relación que tengo con mis clientes. Ellos son mi principal y único activo. Pero nuestra relación es la poesía que baña mi profesión.
Simplemente es la clase de cosa que no puedes explicar, que no puedes convertir en un consejo y que tan siquiera puedo convertir en seminario para impartirlo.
Es algo que se fragua con la confianza, el tiempo, la responsabilidad y el cariño.
Y gran parte de esos factores se forma en un lugar alejado de mancuernas, barras y métodos de entrenamiento: En mi consulta.
Siempre digo que lo más importante no es lo que sepas de entrenamiento y nutrición (que también) sino lo que conozcas de la otra persona. De tu cliente. Y yo me jacto de conocer mucho a mis clientes, tanto que no necesito que abran la boca para conocer su estado de ánimo y no necesitamos contarnos mentiras porque, a veces hasta sé cuando consentírselas, aunque ellos sepan que lo sé.
De esas charlas, de esas confesiones, promesas, mentiras, miradas, mimos, broncas, abrazos y besos trata esta nueva sección de www.joangallardo.es:
De las conversaciones que más recuerdo haber tenido con mis apreciados clientes. De esas que me han hecho crecer como Entrenador Personal y ser humano y que consiguieron que, por un momento, un ser humano se sintiera mejor y más protegido ante la avalancha de problemas emocionales que nos invaden a diario.
Seguro que muchas de estas Conversaciones van a conseguir que muchos de vosotros os sintáis identificados y espero que en ellas encontréis algunas respuestas. Seguro que los protagonistas de estos capítulos lo querrían así.
*Los protagonistas siempre serán anónimos.