A ver si va a resultar que finalmente somos unos locos.

O a ver si va a ser que lo que nos abduce es el hecho de sucumbir actuando como la sociedad (o la gente) quiere que actuemos. Pobre de ti que visites a tu madre y no te comas un pan con chorizo del pueblo. Que no importen los besos que puedas darle.

No me preguntes más cuando vas a poder comer donuts con cola-cao de nuevo para desayunar, porque tengo respuesta para ello: Cuando quieras volver a tener un sobrante de 20 kilos. Que  no tengo nada que decir si es lo que quieres, cualquier otra cosa te convertiría en un ente irracional. Anormal ante ti mismo.

A mi me importa un carajo lo que haga mi entorno, sólo procuro no fallarme. Si traiciono mis principios y lo que soy me estoy convirtiendo en otra cosa, no sé si mejor o peor, pero otra cosa al fin y al cabo. Un esclavo digamos.

¿Te vas a sentir culpable cuando los amigos te piden que te bebas una birra con ellos? Tienes dos opciones, o te la bebes y te quedas a gusto o si te vas a sentir culpable no te la bebas, PUNTO. Lo que no puedes tolerar es beberla y sentirte mal por haberlo hecho. «Yo no quería pero…» STOP.

Llevamos desde niños pensando, actuando y sintiendo como nos han dicho que debemos hacerlo. Va siendo hora de despertar. ¿Porque ser normal en un entorno que no nos gusta nos hace racionales? ¿Seguro? Quizás la normalidad sea tu propia lealtad ante tus pensamientos y reflexiones. 

Hay personas que necesitan la masa, que precisan de ese cobijo y eso está bien si es lo que sientes en tu interior. Pero todos los demás, que queráis un nuevo camino os descubro una autopista: El auto-conocimiento.