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Fitness Con Cabeza. Por Favor.
Últimamente observo como el exceso de sufrimiento mal entendido es aplaudido por los seguidores del mundo del fitness. La épica, a veces demagoga. No me extraña, porque somos los mismos que recordamos la vez que Michael Jordan anotó 38 puntos con 40º de fiebre, y eso nos gusta más que el día que anotó 62 puntos encontrándose bien.
Genial para contar anécdotas y batallitas, pero me parece MAL para el día a día.
«Estoy resfriado pero voy a ir a entrenar, por mis cojones», y los ves entrenando, tosiendo, moqueando y te parece ver cómo sus defensas bajan por segundos. Se parecen a ese que tiene las rodillas de cristal pero no para de meter discos en la prensa como si se estuviera sometiendo a examen del personal, no sea cosa que digan que no entrena como un guerrero, o un espartano. Aunque después no pueda subir las escaleras sin dolor.
¿Dónde debemos dejar atrás las agallas para dar paso al cerebro?
Es una pregunta que, con lógica y sentido común tiene fácil respuesta, pero venimos condicionados por la presión de ojos de personas que no nos debieran importar y a quién seguro que no les importamos. Pero ahí que vamos, con la épica absurda.
¿Qué no has dormido en toda la noche y te sientes sin fuerzas? Pues a entrenar, coño.
¿Ayer te bebiste dos cañas y zampaste dos chocolatinas? Eres un hereje tío.
Tranquilo, eso es lo que hace el Mr. Olympia más de dos y tres veces, ¿por qué no vas a poder hacerlo tú? ¿Eres una máquina o un ser humano? ¿Te da vergüenza decir que llevas una semana sin entrenar porque este constipado no te deja ni respirar? ¿Te has comido una napolitana esta mañana y sientes que has traicionado algo o a alguien? Bueno… quizás tú, que puedes permitir darle cabida a ese tipo de caprichos sin que entorpezcan tu progreso, tienes algo que enseñar y contar…
Yo, como quizás algunos no sepan, he competido 3 años a buen nivel en Culturismo, así que sé de primera mano lo que es estar muy mermado por la dieta, sé lo que es entrenar sin fuerzas y sé lo que es hacer 1 hora de cardio en ayunas, otra tras el entrenamiento y otra antes de cenar. Aún ahora pienso que no vale la pena. Miro mis trofeos de vez en cuando y en todos ellos hay más sufrimiento que felicidad, por eso lo dejé. El equilibrio entre sacrificio y calidad de vida no era bueno, así de sencillo. No era cuestión de agallas, si no de prioridad.
Ahora me encuentro en 80 kilos con un 9% de grasa corporal y de vez en cuando comparto chucherías y chocolatinas con mi hijo, entreno cuando me encuentro bien de salud y lo hago para divertirme, no por mi aspecto.
Me gustaría que os quitarais un poco de presión, que no intentéis ser máquinas, que entendierais que Nutrición NO es Religión, que la salud también es mental y emocional y que por lo tanto aunque esa coca-cola zero esté llena de calorías vacías o ese pepito de lomo con queso tenga grasa para parar tres camiones no os sintáis mal cuando de vez en cuando, caigáis ante ellos. Yo soy el primero. Si queréis un día os cuento cómo lo hago, de verdad, sin adornos.
No os dejéis engañar por Gurús que muestran un estilo de vida X cuando en la intimidad comen tantas porquerías o más que vosotros.
No os dejéis manipular por Figuras que parecen entrenar 3 horas al día cuando su progreso viene de otros… Mares, por decirlo así.
Progresión no es Perfección.
¿No Pain No Gain?
2 Comments
Juan Yagüe
noviembre 1, 2013 a las 9:40 am
Llevaba tiempo sin oir algo como lo que acabo de leer. Felicidades por el post. Se agradece la sinceridad y hablar con cabeza para desconectar de tanta demagogia fitness, que más que motivar acaba frustrando a la larga.
Emilio Vaquer
noviembre 25, 2013 a las 5:05 pm
No fun, no gain!!