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Gracias por este Sol, Javi.
He perdido la cuenta, creo que son 4 años. No importa demasiado supongo, cuando hablamos de recuerdos el concepto del tiempo desaparece, casi como si quisiéramos inventarlo para darle cierto sentido a todo. Es lo que hacemos cuando todo nos es extraño, animales de cordura en un mundo donde a veces, simplemente esta vuela, justo como hiciste tú.
¿Sabes? Aquí todo el mundo que te conocía recuerda perfectamente lo que estaba haciendo ese día cuando conocimos la noticia. Unos iban al trabajo, otros desayunaban en algún bar, otros tomaban sus últimas copas aún… Yo estaba durmiendo, sólo en mi casa. Me llamó mi hermana, recuerdo hasta cómo entraba el sol en mi dormitorio, irónico cuanto menos que ese día brillara el sol con mucha fuerza. Quizás ya se estaba adueñando de tu sonrisa.
Recuerdo cuando te entrenaba la vez que me dijiste “Hago exactamente lo que me da la gana”. Y lo decías con esa sonrisa perenne que nunca se apagó ni se apagará jamás. Te admiraba por tu libertad, y quizás ese era tu destino, no te podía imaginar pagando una hipoteca. Eras libre, sea como fuere.
Te recuerdo, y lo hago porque nos enseñaste el valor de lo inmediato, del mismísimo presente vivido y de lo importante que era sonreír siempre. No importaba el qué, nada era tan grave como para no sonreír.
Gracias a ti intento encontrar siempre el equilibrio. Siempre me prometo trabajar menos y vivir más, lo estoy haciendo y pienso en que si te viera cruzar ahora la calle te acercarías y me dirías: “Ya era hora macho, no vale la pena trabajar tanto”.
Mi hijo va a hacer 3 años, un día le contaré quién eras. Hablaré de tu sonrisa, de tu libertad y de lo que me enseñaste.
Tu luz ilumina mucho más de lo que habrías imaginado nunca. Una parte de lo que soy te pertenece. Muchas gracias Javi. Gracias por este Sol.
Ya me encargo yo de darles un abrazo a tus padre y a tu querido hermano de tu parte.